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Una de las críticas a los tradicionales modelos de optimización de carteras de activos financieros es que existen evidencias empíricas de que las correlaciones de clases de activos son asimétricas. Esto es: el comportamiento entre los activos es diferente en entornos alcistas que en entornos fuertemente bajistas de mercado.
El hecho de que los inversores diversifiquen sus carteras es un principio fundamental de la Teoría Moderna de Portafolios. Sin embargo, hay algunos períodos en los que la diversificación no funciona de la forma que sería deseable. Numerosos estudios han presentado evidencia de que existe una asimetría por el incremento de la correlación entre los activos en las fuertes caídas del mercado, con lo que el efecto de la diversificación disminuye cuando más se necesita.
También hay estudios que ponen de manifiesto que en entornos alcistas los inversores concentran sus carteras, dirigiéndolas hacia ciertos tipos de sectores e industrias buscando una oportunidad de rentabilidad en términos absolutos, disociado del riesgo, eliminando sustancialmente la diversificación.
Sin embargo, los beneficios de la diversificación, y como consecuencia la utilización de algoritmos que recojan matemáticamente el distinto comportamiento de los activos ante diferentes situaciones del mercado, tiene efectos positivos en una cartera. Una buena diversificación conlleva una casi eliminación del riesgo único y una reducción de los riesgos sistemáticos.
Aunque en momentos de importantes caídas de mercado los activos caen en bloque, esto no resta valor a los modelos de optimización que nos permiten medir el efecto de la diversificación y mejorar el perfil de rentabilidad/riesgo en la mayoría de entornos del mercado.